17 de abril de 2024

Academia Mexicana de la Lengua; ruinas detienen nueva sede

El hallazgo de los vestigios de una construcción prehispánica es uno de los dos obstáculos que aún impiden la construcción de la nueva sede de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) en el Barrio de Santa Catarina, en Coyoacán.

Francamente harto y molesto”, tras cinco años de realizar una veintena de trámites para que la delegación les otorgue la Manifestación de Construcción (antes permiso), lamenta el poeta y filósofo Jaime Labastida en entrevista con Excélsior que no hayan podido poner siquiera la primera piedra.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lleva ya un año haciendo trabajos, pagados por nosotros. Están llevando el registro, no nos oponemos a ello. Pero es otro obstáculo más que impide iniciar el trabajo en definitiva”, explica.

El presidente de la AML detalla que el descubrimiento es la base de una construcción. “Ellos mismos no saben de qué se trata. Puede ser un edificio ritual. No es una gran pirámide ni nada por el estilo. Es una construcción a base de piedras de río. Les hemos dicho que se puede poner un piso de cristal y delimitar esa área, para que forme parte de nuestra construcción. No tenemos inconveniente en que así suceda, pero no avanzamos nada”.

El editor comenta que “el INAH termina las investigaciones parece que este mes de febrero. Y luego nos ha pedido dos o tres meses más, para hacer el informe detallado de lo que han encontrado. Pero esto ya no impediría la construcción”.

Señala que la Declaración de Impacto Ambiental es el otro nuevo requisito que no ha permitido la construcción de la sede definitiva de la Academia en el predio de 11 mil metros cuadrados, ubicado en Francisco Sosa 440, cuyo propietario original fue el ingeniero Miguel Ángel de Quevedo (1859-1946).

El también ensayista no entiende por qué se les pide esa nueva declaración, pues ya habían cumplido con los estudios de impacto ambiental e impacto de mantos freáticos que les habían solicitado.

Querían que reaprovechemos el agua de lluvia. Ya cumplimos. Ya hicimos también el censo de los individuos arbóreos, que antes no existía”, dice aludiendo a los 510 árboles de 40 especies y 28 familias botánicas que se conservan en el predio y que la UNAM catalogó para que sean respetados. “No sé en qué consista la nueva petición ambiental”.

Admite que hay otra cuestión que les ha planteado el INAH. “Que la barda es antigua. No lo creo, ésta debe haber sido hecha por don Miguel Ángel de Quevedo en el siglo XX. No tiene la mayor importancia. Ya se cayó una parte ahora con el sismo, la reparamos. Tiene encima una malla ciclónica, esto no tiene nada que ver con algo antiguo. Es un absurdo lo que nos están pidiendo. Sin embargo, hemos respetado todas estas sugerencias y peticiones”.

El director de la editorial Siglo XXI afirma que “si se salvaran estos obstáculos, que ya al parecer son los definitivos y últimos, pues podríamos empezar a construir en marzo y tendríamos por lo menos el auditorio terminado antes de que finalice este año”.

Destaca que incluso ya pagaron los derechos para que se les expida la Manifestación de Construcción, pero no se las dan. “Yo ya estoy francamente harto, molesto, porque son impedimentos, impedimentos e impedimentos. Nunca supusimos que los trámites iban a ser tan difíciles de obtener. Son más de cinco años. Hemos saltado cerca de 20 trámites que se nos han exigido, pero sucede que al saltar un obstáculo aparece otro”, agrega.

Ahora ve lejano aquel 23 de octubre de 2012, cuando el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (la actual Secretaría de Cultura federal) donó el predio mencionado a la AML tras adquirirlo en 100 millones de pesos.

Nunca nos han puesto traba, aparentemente. Nunca nos han dicho que tal cosa no se puede, pero siempre sucede algo que impide otorgar la Manifestación de Construcción. He dicho que si en la época de Felipe II hubiéramos solicitado los permisos y, aunque se hubiera hundido una vez la carabela en la que iba esa solicitud, ya los tendríamos. Y, en cambio, ahora no es posible”, indica.

El catedrático e investigador añade que “lo más asombroso es que disponemos incluso de los recursos para la construcción, pero no hemos podido poner siquiera la primera piedra”.

Advierte que de los 135 millones de pesos que la Secretaría de Educación Pública les aportará para la construcción de la sede, por la inflación están solicitando ahora 148 millones de pesos.

La SEP los tiene en sus manos. No ha puesto obstáculo alguno para liberarlos, pero no avanzamos. Incluso nos entregaron una parte el año pasado, pero lo tuvimos que devolver, porque no pudimos ejercerlo”, señala.

MODIFICAN EL PROYECTO

Labastida admite que deberán ajustar el proyecto original que tenían planeado para la nueve sede de la Academia. “Ya no habrá museo, por ejemplo, porque los vecinos nos pidieron que no se hiciera, pues éste podría atraer público y originar conflictos de vialidad”.

Describe que el inmueble tendría, además de un auditorio de usos múltiples, una biblioteca con servicio al público, las oficinas, una sala de prensa y otra para transmitir sus sesiones por internet y un espacio para cada una de las comisiones del organismo.

El Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008 aclara que, afortunadamente, el acervo de la biblioteca que estaba disperso ya está concentrado en una casa rentada en la colonia Florida.

Se le hicieron adaptaciones para que nos funcionara, tiene un salón para plenos. Pero la biblioteca está hacinada, no tenemos manera de dar servicio al público. Adquirimos en cinco millones la biblioteca de Rubén Bonifaz Nuño, que tiene incunables. Hemos recibido la biblioteca y el acervo de Miguel Capistrán y la de don Antonio Carrillo Flores. Pero todo eso está ahí”, comenta el editor.

Sin embargo, aclara que a pesar de este retraso, que incluso ha asombrado al despacho Artigas Arquitectos, diseñadores del proyecto, por la cantidad de obstáculos que han tenido, la AML sigue trabajando.

Claro que lo podríamos hacer en mejores condiciones. Pero hemos seguido publicando títulos de nuestras colecciones Clásicos de la Lengua Española, Horizontes y Lengua y memoria. Estamos haciendo ediciones con el mismo rigor que las que hace la Real Academia Española”, destaca.

Asegura que este año, por ejemplo, publicarán la versión crítica de Vicente Quirarte de la novela Santa (1903), de Federico Gamboa (1864-1939), que por primera vez verá la luz exactamente como él la escribió, pues la AML resguarda el manuscrito original. Además, lanzarán El romancero americano, de Aurelio González. “Será una aportación fundamental nuestra a este género de poesía popular”.

Finalmente, adelanta que él está trabajando en una edición crítica de la obra de la escritora novohispana Sor Juana Inés de la Cruz. “No toda su obra. Hice una selección muy rigurosa, exclusivamente del poema Primero sueño, de todos los sonetos y los textos alusivos a su renuncia a la escritura, como la Carta a Sor Filotea. Pero estamos acudiendo a las primeras ediciones, que hemos rastreado en México y en Madrid, lo que no fue el caso ni siquiera de Méndez Plancarte”.

Labastida espera para 2018 el mismo presupuesto de 40 millones de pesos que la SEP les entregó el año pasado.

Vía Excélsior

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