Sr. López
Contra las afirmaciones de todos (en este caso debe agregarse: y todas), quienes trataron con Pepe (el primo más impresentable que tenerse pueda), sí tuvo mamá, tía Josefina (Jose le decíamos), quien una vez, al enterarse que otra tía decía que Pepe engañaba siempre a sus papás, comentó muy en serio: -Es que nos respeta, ni modo que nos dijera la verdad, ¡bendito sea Dios! y este López, no entendió la sabiduría de tía Jose sino hasta mucho después.
La comentocracia nacional está más feliz que un elefante revolcándose en lodo, asegurando que el Pejetrolero ya tiene el triunfo en la bolsa. Las encumbradoras tenochcas (en otros países les dicen encuestadoras), coinciden en que primero gana el título de Miss Mundo Lyn May que el Pejesús pierda las elecciones. Está bien, puede ser, peores cosas han pasado en este mundo.
Los que saben de esto de la relojería política, saben que todo es mentira, que las encuestas, aún las hechas con la mejor buena fe (debe haber), no sirven para vaticinar resultados (¡vaya!, ni las de salida, preguntándole a la gente después de votar por quién lo hizo así somos). Los que saben, bien saben cuáles son todos los factores que juegan para llegar a un resultado electoral reconocido por las autoridades (algunos inconfesables). Y también saben que decirle al Pejecutivo que ya ni se apure, que su victoria es más segura que el resultado del Alemania-México, es la mejor manera de facilitarle que meta la pata, se ahorque con su lengua y se haga a sí mismo la más eficaz guerra sucia: es muy sabido, el peor enemigo del Peje es el Peje. (Y, sí, México puede derrotar a Alemania, que la realidad no se tienta el corazón a la hora de dar sorpresas, como cuando el 27 de octubre de 2009, el Real Madrid fue derrotado 4-0 por el equipazo Alcorcón, que en su casa lo conocen; o el 5-0 que en 1993 le puso Colombia a la Argentina, en la cancha del River; para ni mencionar que en 2009, a la misma Argentina, Bolivia le abolló el ego para siempre con una impía goliza de 6-1 o el 7-1 con que Alemania eliminó a Brasil en las semifinales del Mundial de 2014 en Brasil; sí la realidad a veces deja pasmado al más bragado).
Ya regresaremos a las noticias sobre chismes de alcoba de la aristocracia británica, la infancia de Luis Miguel o el siempre trepidante asunto sobre el estado que guardan las nalgas de la señora Guzmán; pero ahorita, es tiempo electoral y hay que apurarle a exprimir el tema antes de que arranque el Mundial en Rusia que es del 14 de junio al 15 de julio (por cierto: el mero día primero hay dos partidos, uno a las 9 de la mañana y otro a la una de la tarde, a ver qué puede más, si el espíritu cívico o la afición al deporte a ver).
Por razones fuera de la comprensión de este junta palabras, un sector bien determinado de la prensa escrita, hablada y televisada, trae entre ojos al candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, quien aparte de tener justa fama de capaz, eficiente y con un IQ de cuatro cifras, goza de prestigio cierto de ser más honrado que un franciscano de la primera camada, lo que parece incomodar a algunos rumbosos dueños de la opinión publicada, quienes a falta de manchas en su mantel, le achacan las de otras mesas, sugiriendo que al menos por omisión ha sido cómplice de trapacerías reales, imaginadas o por juzgar, disimulando la evidencia de sus acciones eficientes y verificables en contra de la corrupción por donde ha pasado. Eso no se cuenta aunque cuente (parafraseando a los bobos que le hacen lemas al Presidente de la república). Así, para sorpresa de cualquiera que no resida en esta tierra de hombres cabales, el viernes pasado, se insinuó (con todas sus letras), que un amigo de Meade puede estar relacionado con el hackeo a las transmisiones electrónicas de dinero que contuvieron entre el Banco de México y las entidades financieras afectadas; y eso basta -según alguno de los autoconsiderados miembros de la élite informativa-, para poner en tela de juicio la decencia del candidato (vano afán, la gente, la masa electora, no se interesa en temas tan aburridos, Feria incluida).
Otros (para que vea que es uno parejo), andan soltando información privada de don Pejesús, que por simulador y mendaz que sea, tiene derecho, todo el derecho, a que no lo descalifiquen con asuntos ajenos a la ley. No es por ahí. Sobra información dura, pública e innegable, para sostener la más honesta oposición a sus propuestas-puntadas, pero sin festinar las limitaciones de su edad ni su salud en fin: tiempos electorales.
Sí: tiempos electorales dejando de lado que las elecciones a una inmensa parte de la ciudadanía les importan un pito. Para que le calcule cuánto: en los EUA residen 11.6 millones de ciudadanos mexicanos; el gobierno federal gastó millonadas promoviendo que obtuvieran o actualizaran su credencial de elector para que pudieran votar este 1 de julio por venir. ¿Sabe cuántos lo hicieron?: 181,256 (cifra oficial del INE); el 1.56% ¡adelante, aguiluchos! ¡a paso de vencedores!
Igual: nada contiene la abundante emisión de babas y tinta durante el proceso electoral, y si hay poco qué decir o ya está muy dicho, no falta el comunicador (es un decir), que se pone creativo y propone cosas. Una fue la de aplicar el detector de mentiras a los candidatos a la presidencia de la república. ¡Nooo!
Por favor no. Si lo hicieran, confirmaríamos lo que ya sabemos: el C.Anaya es todo mentira (estamos hablando de política), no ganaríamos nada, se le nota desde un avión que es un mentiroso más, un jilguero como tantos que por errores inexcusables del PAN, llegó a donde jamás debió. Meade pasaría la prueba (su vida ratifica sus dichos).
Pero si el Pejecutivo aceptara, habría dos posibilidades: que el aparato nos hiciera saber es un mentiroso o que dice y promete lo que verdaderamente quiere hacer, sin engaños; lo primero no sería muy grave, pero si de veras piensa hacer lo que dice que piensa hacer, está de camisa de fuerza.
