28 de marzo de 2024

“Casa Fría”, estupenda novela de Adolfo López Mañón

MARÍA HELENA GONZÁLEZ

1.
Las manifestaciones de la naturaleza y el clima han servido a lo largo de la historia del arte para metaforizar las emociones y los sentimientos humanos, pero no es común que un autor logre la maestría de reflejar la condición humana aludiendo al frío, sin caer en lugares comunes.
Adolfo López Mañón recibió recientemente el Premio Internacional de Novela Breve Rosario Castellanos por “La Casa Fría” (CONECULTA, Col. Biblioteca Chiapas, 2018), trabajo que según él “salió de un tirón, en una sentada” y estoy segura de que esto se debe a que sus imágenes son de certero efecto estético: nos hielan, nos humedecen, nos erizan y nos acarician la piel. Más cuando habla del ejercicio de la sexualidad en bruto.
2.
De oficio porquero y posadero, el hijo del encargado de una pequeña estación de tren es quien describe a la gente egoísta, ambiciosa, pobretona, cobarde, caliente. Ni muy alegre ni muy infeliz. Normal (p.36). La cosa es que uno se va encariñando con él, quien se resiste a enamorarse porque de chico lo tundieron a golpes. Y queremos también a Sebastiana, el ama de casa que fue nana, fue mujer de su padre y es la única cuyo nombre aparece en el relato. Como escenario, el México que se abre paso a la modernidad, dejando a su suerte atrás pueblos enteros. El tren con sus pocos vagones, que va y viene es metáfora de la llegada de la modernidad, pues cede el paso a la carretera, que al final cruzará el cementerio local, haciéndolo desaparecer.
3.
Como es ficción contemporánea, es lógico suponer que el autor eche mano de recursos como la imprecisión del lugar de los hechos, un sitio que no obstante, retrata el sabor de la España posterior a la guerra del 36. Sin intenciones de encandilar con descripciones de sabores o recetas, los guisos de Sebastiana y los productos que él narrador prepara con los cerdos que asesina sin piedad, son elementos que pintan una forma de vida conocida por muchos de nuestra generación, descendientes de aquellos no franquistas que llegaron a México a ser recibidos por un país siempre noble. De España también proviene la madre asesinada del posadero (cosa que mantiene la  tensión, pues el hecho se descubre al final) y provienen las palabras “cutre” y “maja”, pues ya sabemos que a López Mañón le gusta emplear palabras fuera de lo habitual, por sus entregas periodísticas.
En la historia, además, aparecen otras almas-hilacho. Y por serlo, muestran nuestra imposibilidad de ser familia aunque lo seamos. Están la hermana monja que va tornándose un fantasma, porque a pesar de las cartas que envía desde Europa, no nos queda claro que siga viva (y por otra parte nos hace pensar en que toda familia católica mexicana que se precie de serlo, sin duda lleva una monja a cuestas) y la hermana liberal, la que se atreve a dar el paso hacia la defensa de los tan de moda derechos humanos -sin mencionarlos como tales-, siendo ésta la que nos alivia un poco el desaliento que cruza toda la obra.
4.
Lo que se hace por el padre es todo un tema en psicoanálisis y es el pivote que da explicación a lo que se narra en el texto. En este sentido, es redonda la narración. No le sobra, no le falta nada. La historia comienza y termina donde debe: con el actuar del padre que marca la vida de su prole, para bien y para mal.
Las mujeres de “Casa Fría” son prácticas, putas, cabronas y no emocionales, como suelen ser en la literatura contemporánea. La psicología femenina no le interesa al novelista, más que en el caso de Sebastiana, quien le da un sentido esperanzador a las vidas “no-veladas”, pues a pesar de su rusticidad conoce la condición humana. Por eso es que su escritura recuerda al francés Pascal Quignard.
Finalmente, me queda decir que el tema de la mirada (“se te hace ojo”, repite el autor varias veces al introducir a los personajes del libro) me encantó. Llevo años coleccionando textos que abordan el asunto, porque me fascina como se genera la interpretación del mundo a parir de un asunto meramente biológico.
De recomendadísima lectura, “Casa Fría” es y será un libro que llegó para quedarse en la literatura mexicana. FIN.

(Reseña publicada en el Diario de Morelos)

María helena gonzález
helenagonzalezcultura@gmail.com

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