28 de marzo de 2024

Cuchillito de palo : La Feria

Sr. López

Estimado Dios:
Antes que nada, aunque ya lo sepas, porque todo sabes, no habrá Feria este viernes y vuelvo a teclear hasta el domingo (el mundo puede prescindir un día de este menda, seguro).
Después y de la mayor importancia, disculpa cómo dirijo esta carta a Ti pero es imposible mencionar todas tus profesiones: astrónomo, arquitecto, biólogo, legislador, médico… y una infinidad más (además, las ejerces sin cédula profesional y no quiero comprometerte).
Tampoco encontré un trato de cortesía que corresponda a Tu jerarquía porque “Ilustrísimo” o “Excelentísimo” lo usan acá algunas personas con las que no creo Te gustaría codearte; lo de “Rey de Reyes”, está muy pasado de moda; lo de “Señor Dios de los Ejércitos”, no está bien visto y en México, menos, con soldados hasta en la sopa (una sugerencia, quedarías muy bien si mandas borrar eso de todas las biblias, está en Salmos, como bien sabes, Tú lo dictaste… salvo Tu mejor opinión, claro). Pude poner “Presidente de Presidentes” o “Jefe de Estado de Jefes de Estado”, que es más actual, pero esos tienen sus cargos por elección popular y podía parecer una insinuación mía del peor gusto, para ni mencionar que tienen el poder por un limitado tiempo, lo que se opone a Tu naturaleza de Eterno y Todopoderoso (estuve a punto de ponerte “Slim de Slimes”, pero como don Carlos anda muy amistoso con ya sabes quién, no me pareció delicado de mi parte, que Tú eres muy fijado).
También pensé dirigirme a Ti por alguno de los nombres con los que Te llamamos en este planeta, pero son muchos y como están las cosas, era meterme en discusiones o algo peor con algunos de tus devotos que promueven el nombre Tuyo de su preferencia, a balazo limpio y consideran chic usar chaleco de dinamita. Mejor así, “Dios” nada más y “estimado”, porque has de estar hasta el copete de lambiscones dos caras que Te dicen “Amadísimo”, “Santo, Santo, Santo”, y con el que tratan diario es con el diablo (nota por favor la minúscula… inche Luzbel).
El motivo de esta carta (sin subestimar Tu omnisciencia), es el fin de año. Te escribo porque está visto que Te gusta que Te digamos las cosas aunque las sepas (¿no Te aburres a ratos?), y aunque no Te sorprenda, no es para pedirte nada (a pesar de mis limitaciones de todo tipo y entre más viejo, hasta de las penosas).
No Te pido nada porque sería el colmo pedirte lo que puedo conseguir trabajando o portándome bien con el vecino, cosas más importantes tienes que atender, me quiero imaginar los asuntos bien gordos que tienes pendientes en Argentina, Bolivia, Perú, Nicaragua, Cuba, Venezuela o por el rumbo del centro de la CdMx (lado oriente del Zócalo, entre Moneda y Corregidora… Tú sabes). Y de las cosas importantes que me pudieran hacer falta y que no se logran echándole ganas, nomás faltaba que fuera necesario decírtelas, como si no fueras Quien Eres; aunque sin que sea abusar de Tu paciencia, Te encargo mucho a los que quiero y no se Te pase ese abogado especial que me pusiste de guarda personal y de zona (muchas gracias, muy agradecido por Tu generosidad).
Como Tú sabes, Te escribo para darte las gracias. Parece mentira que leyendo cinco periódicos diarios sea optimista, pero hay muchas cosas que agradecer y no vayas Tú a creer que nos pasan desapercibidas, desde que siga en orden la mecánica de los planetas y el Sol salga a su hora todos los días. Todo es Tu creación, está bien hecho y se Te agradece, aunque ya habrá oportunidad después, cuando nos conozcamos personalmente -no hay prisa, ninguna prisa-, de preguntarte para qué hiciste los mosquitos, que no parecen aportar nada al equilibrio del Universo -y muelen de un hilo-, y por el hueso del mango (sin semilla, Te hubiera quedado mucho mejor, Sé objetivo… es una simple opinión de neófito).
Lo importante es que Te estamos muy agradecidos por muchas cosas, también por cada día, que es un milagro Tuyo, y también lo del cloruro de magnesio que me recomendó Mercedes mi hermanita, que me curó el dedo tieso (¡gracias!, veo claramente Tu mano tras esas cosas y también en mi sistema digestivo que es una maquinaria de trabajo pesado y alta precisión: ¡gracias!).
También Te agradezco que siga siendo buena la inmensa mayoría de las personas (¡bendito seas Tú!), y encima, simpática, en particular en Tuxtla, que es de donde me constan ambas cosas.
De otras que no me gustan y están fatal, no me atrevo a pedirte que las corrijas porque Tú sabes Tu cuento y si las permites por algo será; no me refiero a la delincuencia organizada ni a la estrategia de nuestro gobierno de tratar de volver locos a los narcos a fuerza de desconcertarlos con abrazos y metidas de pata, porque eso está en manos de Tus tenochcas criaturas y no Te metes.
Aunque se entiende que no Te metas a arreglar lo que nosotros enredamos, porque no estás para vivir levantando nuestro tiradero, ojalá (quieras Tú), hicieras algunas excepciones, como con los niños con cáncer y sus familias partidas de dolor, tanta gente en la calle, los viejos abandonados, los migrantes famélicos y que los violadores cayeran fulminados en el instante que se les ocurriera una bajeza (no es tanto pedir, recuerda los buenos viejos tiempos en que hacías llover fuego y azufre, y cuando a la esposa de Lot la volviste estatua de sal nomás por voltear a ver Sodoma).
De veras, a veces parece que pones a prueba nuestra fe en Ti, sin dejar de reconocer que en nuestras manos está que dejen de suceder muchas barbaridades, que ya hiciste el milagro de darnos inteligencia sobrada para componerlas y son nuestra responsabilidad, aceptado (no me aguanto… lo de Carmen Salinas y Vicente Fernández ¿qué trabajo te costaba?… no es falta de respeto, Te lo comento con confianza de hijo, que conste).
Por lo demás ni pendiente tengas. Nosotros nos encargamos. Te podrá parecer que nos tardamos mucho en meter en varas a los malos políticos y gobernantes venales (no todos, nada más muchos), pero de veras, no te apures, ya les tocará, somos como cuchillito de palo.

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