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La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) alertó sobre la crisis humanitaria que se vive en la Frontera Sur, a causa de la oleada migratoria. Lanzó un llamado al gobierno mexicano para brindar ayuda.
Advirtió también sobre las actitudes de rechazo, indiferencia, xenofobia, discriminación y racismo que ha expresado la población, ante las caravanas migrantes.
Como Iglesia nuestra ocupación hoy se ha transformado en preocupación, dice la carta firmada por Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM.
Hemos solicitado la acción de la Caritas Nacional para que se articule la ayuda que hay en nuestro país, así como motivamos a las diferentes Diócesis de nuestra patria, para que fomenten entre nuestros feligreses un esfuerzo adicional de generosidad, indica el documento en el que se solidarizan con el obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, quien reiteradamente a tocado el tema.
Nos preocupa la situación de la frontera sur, específicamente lo que vive la ciudad de Tapachula, en Chiapas. El inmenso número de migrantes continentales y extracontinentales ha rebasado la ayuda de la Iglesia y la acción del Gobierno. Las instalaciones de la estación migratoria Siglo XXI están sobresaturadas lo cual no permite una atención humanitaria, provocando que los migrantes deambulen por la ciudad buscando ayuda.
En la puerta de la Frontera Sur hay miles de hermanos nuestros, personas que tienen ya varios días sin comer y que duermen en la calle. Hay niños, ancianos, enfermos y algunas mujeres en la cercanía de las labores de parto.
La Iglesia católica pide activar un Plan de Emergencia a través de la autoridad y estructuras gubernamentales correspondientes.
Sugerimos esclarecer, a la brevedad posible, la legalidad con la que ingresan y solicitan paso en nuestro país. Exhortamos a atender adecuadamente este momento de Crisis en la que nuestro país tiene oportunidad de mostrar su verdadero nivel de humanidad.
