24 de abril de 2024

El petate del muerto: La Feria

SR. LÓPEZ

La autleca y hermosísima tía Chubi (Sublime se llamaba la pobre), allá por los años 50s del siglo pasado, quería divorciarse de un tal Cheo (Eusebio), borrachote, infiel, gañán y con panza de nueve meses a pesar de la cual se las ingenió para tener cinco hijos (si hubiera existido el Cirque du Soleil, lo contrataban, seguro). En esos tiempos un divorcio no era como ahora que es como salirse del cine a media función, era un ‘via crucis’ y a las señoras solían dejarlas con lo puesto, y la tía deseaba dejar al patán pero no prescindir drásticamente de las comodidades que le daban sus millones, porque el batracio era pasadito de rico. Una amiga experta (cuatro divorcios, todos muy productivos), la asesoró: el chiste era que él pidiera el divorcio y ella se opusiera, para conseguir un buen arreglo económico. ¿Cómo?… convenciéndolo de que le ponía los cuernos. Y empezó la función: llamadas anónimas diciéndole que lo engañaba, inusuales salidas con ‘amigas’, ramos de flores sin remitente… poco a poco el Cheo empezó a ver con ojos recelosos a la Chubi. Contrató detectives: nada le pudieron informar. Cuando la experta calculó que el tripón estaba a punto de hervor, hizo que lo llamara por teléfono un amigo de ella: -Soy el amante de tu mujer, ya déjala, me quiere a mí… y si dudas, te digo qué calzones trae puestos hoy… cuando regrese a tu casa, revísala –y ¡zaz!, sí eran los color de rosa con moñito de listón. Y el no astado, seguro de sus cuernos, la echó de la casa y le costara lo que le costara, se divorció (y le costó caro). Ya luego que tía Chubi coleccionara amores, es asunto que a usted no le importa. ¡Carambas, todo quiere saber!

Dígase lo que se diga, nuestro Presidente no es tonto. A ver, fíjese bien: Andrés Manuel López Obrador, no es estúpido, idiota ni imbécil. Tampoco es un experto en economía, historia patria, teoría política ni geopolítica, bueno, en nada, pero en cuestiones de grilla local, se las sabe todas.

Sin tener averiadas las neuronas, algo sucede que cada vez habla más de ‘golpe de estado’ y unos que aparentan ser sesudos analistas y admiradores del Titán de Macuspana, insisten que está en curso un ‘golpe suave’. ¡Vaya!, según ellos su gigante todo terreno, a ‘garnuchazos’, puede caer. Raro.

El 15 de julio de 2019, apareció en la primera plana de ‘La Jornada’: “Canal 6 de Julio: se fragua ‘golpe de Estado blando’ contra AMLO”… ¡Jesús del roble!

La nota consigna la entrevista al director del ‘Canal 6 de Julio’, Carlos Mendoza, quien afirma se prepara ese suave arrempujón contra el gobierno de AMLO, “mediante la difusión de campañas y mensajes en los medios de comunicación y las redes sociales, la organización de grupos opositores y la promoción de movilizaciones de protesta, la provocación a la autoridad, la propagación de noticias falsas y rumores, entre otras maniobras (y) se pretendería deslegitimizar primero y derrocar después al gobierno de la Cuarta Transformación, en una acción similar a lo que ha sucedido en la década reciente en otros países latinoamericanos, como Honduras, Argentina o Brasil”.

Por partes. Campañas, mensajes en medios de comunicación, grupos opositores y promoción de movilizaciones de protesta, en democracia, son perfectamente legítimos y mientras haya libertad, cualquier ciudadano o grupos de ciudadanos pueden decir ‘no’ (con y sin razón), y organizarse (para lo que no sea delito y la oposición política -todavía- no está en el código penal).

Luego, que esas acciones (legales), serían para “deslegitimizar primero y derrocar después al gobierno de la Cuarta Transformación”…  bueno, ‘deslegitimizar’ no se puede (esa palabra no existe), pero por si quiso decir deslegitimar, le tengo noticias a don M: la legitimidad la consiguen los gobiernos con sus actos (la legalidad en las urnas); si este gobierno se deslegitima, será su responsabilidad y si se legitima, nada pasará por más que griten sus opositores: nada envenena a la gente cuando está contenta. Además: en México, un gobierno deslegitimado no cae, tenemos mucha experiencia en aguantar el paso de sexenios enteros muy deslegitimados, que terminaron sus periodos entre rechiflas, sí, pero tan frescos.

La mención de Honduras: si se refiere a lo de José Manuel Zelaya, a ese lo tiraron en 2009 con un golpe de estado nada blando, condenado hasta por la OEA (y ya es decir); se exilió, volvió y ahora es presidente de su propio partido (muy poderoso). No aplica lo del ‘golpe suave’.

Referirse a la Argentina es, lo menos, extraño. La ‘Década Infame’ de los golpes de estado fue en los 30’s del siglo pasado. Si lo dijo por la caída de Fernando de la Rúa en 2001, él provocó una insurrección popular, él masacró a la gente, y claro que lo echaron; pero desde al menos 2003 (Néstor Kirchner), no ha habido golpes ni quedito ni fuertes.

Y lo de Brasil… ¿qué?… en Brasil cayó Joao Goulart en 1964 con un muy formal golpe militar, a balazos (con el tío Sam aplaudiendo). Luego sufrieron terribles dictaduras militares hasta 1985 y regresó la democracia; ahora que si de Dilma Roussef habla, a esa honorable señora (presidenta de 2011 a 2016), bajo graves cargos de corrupción renunciaron su Jefe de Gabinete y ocho de sus ministros; a ella la botó su Congreso por mentirijillas en las cuentas nacionales y decretos de economía emitidos sin aprobación del Congreso (detallito). No fue golpe, seguro fue trampa, sí, pero legal, con la pena.

Todos eso son malos ejemplos de lo que no está ocurriendo acá.

Acá hay un Presidente que prometió las perlas de la Virgen, una población que cada día se asombra más y un numeroso grupo que no pierde la esperanza. Está bien.

Pero si lo que quieren los jilgueros y plumíferos bípedos del Presidente es convencernos de que estamos al borde de un golpe, se les advierte: es truco viejo. No se le van a conceder facultades extraordinarias, ni nada justifica un régimen de excepción. No se apuren, disfruten su gobierno.

Y no nos quieran asustar con el petate del muerto.

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