19 de abril de 2024

Hemorragia de austeridad: La Feria

SR. LÓPEZ

A su marido lo botó la santa y queridísima tía Beatriz, por una Coca Cola (antes la gente no se divorciaba, nomás se separaban). El caso de tía Beatriz fue particularmente divertido porque la ceremonia de separación fue mediante lanzamiento de ropa por ventana de tercer piso a banqueta… todo, calzones incluidos. Lo que sucedió fue que estaban cenando tacos, ella pidió otra Coca y su esposo le dijo delante del mesero: -No, ya tomaste una -la tía no dijo ni pío. Llegaron a su departamento y sin abrir la boca (pero sí la ventana), empezó a aventar su ropa a la calle. Si le parece exagerado le hago saber que el tipo era pasadito de avaro y tenía una abultada cuenta de ahorros. Este menda oyó a la tía decir que prefería ‘lavar ajeno’ a volver a verlo. La Coca que derramó el vaso. Hizo bien.

Reventó el escándalo por la improvisación, despelote y desorden, que fue el inicio de servicios del Insabi (Instituto de Salud para el Bienestar, raro nombre, a menos que haya salud para el malestar), en particular por el pago y monto incrementado de las cuotas de recuperación en los hospitales de alta especialidad (los de ‘Tercer Nivel’). Ya con la sangre llegando al río, antier en su mañanera, declaró nuestro Presidente: “Adelanto que se va a hablar con los directores y el personal de los institutos de salud, porque también ahí el servicio va a ser gratuito, se les va a reponer lo que obtienen por las cuotas de cooperación” (sic, léase ‘recuperación’).

Luego, ayer, la Secretaría de Salud anunció que el gobierno federal entregará a los institutos de salud lo que obtenían por cuotas de recuperación… cuatro mil millones de pesos. O sea: una cifra de niñitos en la tienda de la escuela (el presupuesto federal de este año es superior a seis millones de millones: 6 billones 96,335 millones 800 mil pesos). Las cuotas de recuperación equivalen al 0.067% del presupuesto nacional… nada. Por su lado en su conferencia madrugadora de ayer, nuestro Presidente anunció que se ampliará 40 mil millones el presupuesto al sector salud (sin mencionar -ni aceptar cuando se le fueron al cuello los reporteros-, el subejercicio presupuestal de 150 mil millones del año pasado que reportó la Secretaría de Hacienda).

Ya en mejor ocasión se podrán comentar cosas como que el gobierno federal se esté gastando lo del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (que es dinero de la gente, abuso ya denunciado ante la CNDH), o a dónde fueron a dar los derechos adquiridos por los asegurados y trabajadores del Seguro Popular; como sea, hoy, lo cierto es que el Insabi sigue siendo un tropiezo inexcusable y de consecuencias de pronóstico reservado.

No es el único problema lo de las cuotas de recuperación (‘cooperación’, por si lee esto el que así las llama), pero sí fueron esas cuotas lo que detonó la protesta de no pocos, no solo por el cobro de quienes estaban en el Seguro Popular sino por el importe. Y está por verse que de verdad ya no se cobren desde ayer. Está por verse. No sería la primera cosa que se dice y no pasa.

Indigna al más curtido sargento de la Legión Extranjera que el problema de esas dichosas cuotas sean 4 mil millones de pesos. No se justifican las angustias y penas de tantos por tan poco. Y menos si recapacita uno en que el propio Presidente en su primer informe al Congreso, dijo que hasta el 31 de junio había logrado un “ahorro” de 145,614 millones de pesos y que la meta era conseguir 200 mil. ¿Y con eso ‘ahorrado’, cuatro mil le duelen?… ¿o no tiene ese guardadito? (claro que no lo tiene, fue subejercicio y el Decreto de Egresos es eso: un Decreto, no puede gastar más que lo que ahí dice… pero, a ver, dígale que no). La verdad es que ni sabía que existían las cuotas de recuperación (y al momento, ni su nombre sabe).

También obliga a reacomodarse en el asiento, saber que al día de ayer solo se han adherido al Insabi 13 estados de la república… o sea, su inicio fue algo así como simbólico (¿o qué?… ¿por darse el gusto de echar relajo?). Acabarán por firmar todos los gobernadores, eso, júrelo.

Sea lo que sea, 4 mil millones de pesos -mdp-, para cubrir cuotas de recuperación y 40 mil para ampliar el presupuesto de Salud… nada más no se le olvide que el capricho de cancelar la construcción del aeropuerto en Texcoco, nos costó más de 155 mil mdp  (75 mil 223 mdp, para pagar obras realizadas, y 79,800 mdp a devolver a los inversionistas). Cifras oficiales. El equivalente a 38 años de cuotas de recuperación; cuatro años de ampliación al sector Salud.

Sí, y tenga usted presente que a los habitantes de Tabasco, el Presidente les perdonó el pago de energía eléctrica (once mil millones de pesos); y que el año pasado compró dos estadios de béisbol (mil millones) y se creó por orden presidencial, la oficina de ‘Promoción y Desarrollo del Beisbol en México’ (Probeis), cuyo costo de operación en lo que resta de sexenio, son 2,100 mdp (vaya sumando).

Todo lo anterior sin mencionar que el año pasado los ninis nos costaron 40 mil millones y para este 2020, les van a dar 25 mil (25 mil 614 millones 189 mil 926 pesos, para ser exactos), ni que andar plantando arbolitos (“promover la restauración productiva de sistemas agroforestales”, Sembrando Vida), en 2019 nos costó cerca de 13 mil millones y para este año serán 28 mil 504.9 mdp.

Y el Presidente también dijo ayer: “En el caso de los institutos que hay cuota de cooperación (sic), como tenemos que cumplir con la constitución y la ley va a haber atención médica y medicamentos gratuitos, son 23 hospitales con servicio médico. Ahí vamos a ir poco a poco porque hay resistencias, aprovecho para hacerlo del conocimiento de la gente y también de los médicos y los directores de los institutos, que nos pongamos de acuerdo.” ¿Usted entendió?: van a seguir cobrando y luego, poco a poco…

Queda claro que hay dinero pero para otras cosas. Las cuotas de recuperación y la ampliación presupuestal al sector salud, son un chisguete junto a la hemorragia de austeridad.

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