25 de abril de 2024

La Feria: Más nos vale

Sr. López

Tío Alfredo (de los de Toluca, del lado materno), era un viejo flaco como una estaca, con mirada maligna (a este López cuando niñito, le daba miedo), y campeón mundial y olímpico de la necedad. Sus gripes anuales (una cada invierno), eran legendarias y se las curaba según él, con emplastos de ajo (nada recomendable ir su casa cuando tenía gripe), que le preparaba y ponía, en pecho y espalda, su sufrida esposa, tía Carmelita. Pero, una vez, ya tosiendo con sangre, la tía llamó por teléfono al Jefe de Proveeduría del Campo de Doma en que fue domesticado este menda, no tanto porque era médico (jamás se tituló ni ejerció, pero algo sabía), sino porque era un tipo de decisiones en cortito, de ningunas pulgas y fuerte como orangután. Fue a Toluca López senior, vio al tío, no dijo nada, fue a la farmacia y al regresar le dijo: -Lo noqueo y lo inyecto, o nomás lo inyecto, usted decide –nomás se puso de ladito tío Alfredo, muy dócil, ofreciendo la nalga. Faltaba más.

Dentro de cinco días, dará inicio el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Hay quienes están que no caben de gusto (se vale); y hay quienes andan con agruras en el alma (también se vale). Cada quien.

Los que no caben de gusto, están que se les queman las habas, cada día se les hace eterno: ¡ya!, que plante sus sacras posaderas en La Silla, con la banda presidencial terciada (la de a de veras, con los colores en orden, como debe de ser… ¡en qué cosas se andan fijando!).

A los que traen acidez en hígado por el triunfo de AMLO, no queda sino sugerirles Resignatol, Laboratorios Aclimatex (1 millón de miligramos, una al despertar y otra antes de dormir); inyectado es de más rápido efecto; también hay en supositorio… no se recomienda, son de a kilo cada uno… total, seis añitos pasan rápido. Será.

  1. hay los que proponen prudencia, esperar (ya falta casi nada), a ver sus actos reales ya como real Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Titular del Poder Ejecutivo Federal y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, que eso no poco, compone legalmente su cargo, aunque en el caso de él, habría que agregarle: jefe máximo de Morena, líder moral de la mayoría en el Senado, la Cámara de Diputados federal, 19 congresos estatales, cuatro gobernadores y la Jefatura de Gobierno de la capital del país… nadita (y sus 30 millones 113 mil 483 votos, 53.19% de la elección, como cereza del pastelazo).

Y por último (creo, a lo mejor hay de otros), hay quienes ponen muy en duda el destino de la nación en manos de AMLO, aplicando la versión chancla pata de gallo, de la “Duda Metódica”, sin meterse en honduras filosóficas (tan pasadas de moda, lo de hoy son la tecnología y la economía), y porque a estas alturas un debate sobre el “cogito ergo sum” de Renato Descartes, les da miedo (no vaya a ser que alguien les refriegue en la cara que don Descartes, en filosofía, era copión, como bien sabe usted; ahí repase sus notas sobre San Agustín, siglo IV; Gómez Pereira, 1554; y Francisco Sánchez, 1576; quienes muy clarito dijeron lo mismo y bordaron sobre el asunto, en razón de lo que Pierre Daniel Huet -ya en 1689-, publicó su “Censura de la Filosofía Cartesiana”, exhibiéndolo como lo que era: un plagiario). En fin: hay quien duda del destino de México, en la acepción fatalista de “dudar”, nomás porque sí. Con su pan…

Lo que no se vale (aunque esté protegido por los derechos humanos, que ya ve usted, incluyen todo), es la postura de los que están sobándose las manos, esperanzados a que sea un desastre el próximo gobierno federal. Eso no. Eso es anticipar albricias porque México tenga un descalabro. No se vale.

Sigue el golpeteo por la Guardia Nacional. Bueno, está bien, pero al tiempo que manifiestan su oposición los que se oponen, que propongan alternativas. Ya nos echamos doce años gastando millonadas en capacitar policías municipales y estatales y salvo excepciones honrosísimas (tres o cuatro estados), en la inmensa mayoría de los casos, sirvió para lo que se le unta al queso.

Hay que pensar en la gravedad de la enfermita (La Patria, la señora de toga blanca de las portadas de los libros de texto gratuitos), como para que su médico de cabecera, que aborrece a los médicos militares, proponga internarla en el Hospital Militar.

No es cosa de que AMLO sea o no pragmático, cosa que el del teclado ignora, pero pone en duda, pues algunas no pocas de sus decisiones y actos, no son pragmáticos, sino más bien de porfía y tozudez. Pero, igual, por lo que sea: es bien sabido que a él le revienta el hígado que las fuerzas armadas anden en labores de seguridad pública.

Ahora que tragándose sus palabras, con toda calma propone crear la Guardia Nacional, a las órdenes del General Secretario de la Defensa Nacional, compuesta por militares y policías federales, antes que oponerse de inmediato, habría que pensar: ¿pues de qué tamaño estará el problema?… y uno, tenochca simplex, se lo puede preguntar campaneando la chancla en el dedo gordo del pie, sin mayores consecuencias, pero las cabezas de los partidos de oposición (¡ese que se rió se me sale!), los gargantones de la política, los más rumbosos integrantes de la comentocracia, antes de papalotear a plena garganta su rechazo a la Guardia Nacional, ya podrían reflexionar y ser prudentes, antes de politizar algo así de grave… mmm.

El argumento inaceptable en contra de la Guardia Nacional, es la paparruchada de que se nos va a “militarizar” México. Por un lado, no se ha militarizado en los doce años (mínimo), que las fuerzas armadas han salido a calles, carreteras, campos y serranías, a plantarles cara a los malandrines. Ese temor a que se nos militarice el país, además, ofende a nuestro ejército, fundado, en rigor, por el general Joaquín Amaro Domínguez quien de 1924 a 1931, lo organizó como lo conocemos: disciplinado, sujeto al poder civil y al servicio del pueblo.

Cuando menos en esto, si no estamos todos locos, más nos vale que AMLO acierte, más nos vale.

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