25 de abril de 2024

Por el orgullo de ser

Manuel Zepeda Ramos

El próximo año voy a cumplir setenta años.
En todo ese tiempo me he sentido muy orgulloso de mi paso por este mundo.
Estoy orgulloso de mi escuela primaria que me dio orden y responsabilidad.
Estoy orgulloso de mi secundaria y preparatoria en el glorioso ICACH en donde tuve maestros extraordinarios, fui un orgulloso comandante de la mejor banda de guerra del estado, competí con orgullo en los juegos deportivos juveniles lanzando bala y tirando jabalina con mi compañero del kínder Cheo Solís que lo hacía mejor que yo, jugué fútbol y básquetbol en el ICACH de segunda y en el Normal de primera, respectivamente, vistiendo sus colores con enorme orgullo y dignidad, representé orgullosamente al ICACH en una reunión nacional de jóvenes estudiantes porque fui el mejor promedio de la secundaria, preparatoria y normal. Siendo estudiante universitario, me fui a la Sierra Madre de Chiapas, orgullosamente a trabajar junto con un grupo de estudiantes chiapanecos y de otras partes del país – mi esposa entre ellos-, al servicio de las familias depauperadas de lo más alto de la sierra, arriba de los tres mil metros de altura.
Me siento profundamente orgulloso de mi querido Tuxtla Gutiérrez y de su barrio de San Roque, mi barrio, el que me dio identidad y fortaleza.
Siempre será bueno, pues, conservar la memoria de lo que hemos hecho porque ese recuerdo nos pertrecha lo suficiente para intentar hace los trabajos en beneficio de la sociedad de la mejor manera posible.
Hasta mi teléfono celular llegó un video que me partió el alma porque no había sido capaz de dimensionar el problema que había escuchado, en su justa medida: observé a mi querida secundaria del ICACH con heridas de guerra sismológica de consideración desde hace más de un año y no gozar a la fecha del tratamiento de rehabilitación requerido. Vi mi escuela de dos pisos sin techo porque, según el audio del video, empezaron a derruirla porque iban a volverla hacer; se llevaron las vigas de casi ochenta años que se integraban con las cerchas para armar el techo, sin que nadie sepa a donde fueron a parar. Tampoco vi en el video el mural de Hector Ventura que estaba en el descanso de la escalera.
Por supuesto que a todos los que estudiamos allí nos duele lo que está pasando con nuestra escuela tan querida y tan llena de significancias y recuerdos que se perpetúan en el tiempo.
Pero el caso del edificio del ICACH trasciende la vida importante estudiantil que allí se ha dado a lo largo de muchos años: el edificio del ICACH forma parte de lo más antiguo de la memoria arquitectónica de la capital de Chiapas, al lado del actual Museo de la Ciudad, el Monumento a la Bandera, el edificio del Paraninfo y el de la escuela Normal, todas obras hechas durante el Gobierno del doctor Rafael Pascasio Gamboa, un gobernador que tuvo la visión para la construcción de una capital acorde a los tiempos en que se va desarrollando.
La obra arquitectónica hecha por don Rafael antes de convertirse en Secretario de Salud del Presidente Alemán Valdés, es sin duda la que marca la memoria al respecto de la capital de Chiapas, cuya población civil y sus autoridades no supieron conservar sus siglos de antigüedad majestuosa de una historia fascinante e intensa.
¡Urge rehabilitar el edificio del ICACH!
Pero también urge componer el Monumento a la Bandera
cuyas piezas que la integran -caras y cabezas, por ejemplo-, se ha ido cayendo poco a poco hasta casi perder su dignidad sin que a nadie le importe.
Y también revisar el Museo de la Ciudad en su parte estructural.
Pero eso no lo puede hacer el maestro de obras que ha construido cientos y cientos de casas en Tuxtla.
Es un asunto del INAH de la mano con el INBA. Debe de haber una corresponsabilidad estado-municipio-federación.
Es un asunto serio de memoria necesaria.
Ahora que vi a Carlos Morales recibir “su” trienio a porta gayola representado por un burel bien presentado pero de ninguna manera cómodo de pitones de más de 600 kilos y haberlo embestido bien gracias a la habilidad del nuevo presidente matador que acaso pudiera prometer una buena faena de capa en el primer tercio, le habrá de corresponder ponerle las banderillas a la Federación en el segundo tercio para obtener recursos suficientes y necesarios para reponer al cien por ciento los símbolos arquitectónicos tuxtlecos que nunca más deberán de perderse porque el pueblo habrá de estar pendiente.
La capital de Chiapas no debe permitir más arbitrariedades y tonterías en torno a su memoria necesaria.
Por el orgullo de ser.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La Feria: Tacos de lengua

Sr. López La abuela Elena contaba que a su mamá “se la llevó” el cacique de Autlán allá a fines del siglo XIX. Y que

Ensalada de Grillos: Secuelas

Ciro Castillo Casi a la misma hora que Claudia Sheinbaum terminaba una intensa gira por Chiapas, donde la nota en el segundo día se la

LA FERIA:Urge su ausencia.

Sr. López La suegra de tía Rita era un dolorón de cabeza. Siempre metiéndose en cómo llevaba la casa, cómo educaba a sus hijos y