28 de marzo de 2024

Presupuesto federal a la baja: Facetas de México

PASCACIO TABOADA CORTINA

Si bien al principio de la presente administración de gobierno, los hombres y mujeres del campo mexicano recibieron con agrado el cambio de estrategia en la política de desarrollo del sector agropecuario, pesquero y forestal –como el Programa de Autosuficiencia Alimentaria, signado el 8 de febrero, el restablecimiento de los precios de garantía para granos básicos, oleaginosas, así como leche, y el de reforestación nacional— bastó que el Congreso de la Unión recibiera el Proyecto de Presupuesto Especial Concurrente 2020, “para que el gozo se fuera al pozo”.

De por sí, el presupuesto de 2018 fue de 75 mil millones de pesos para el sector rural; el ejercicio para 2019 bajó a 65 mil millones y en 2020 el proyecto es de 46 mil millones. Esto significa una reducción del orden de 30 por ciento, sólo de un ciclo a otro.

De acuerdo con las condiciones deficitarias de alimentos en que la actual administración recibió al país, lo menos que podría suponerse sería la aplicación de programas de emergencia con todo el apoyo del Estado. Esto, debido a que México importa volúmenes que, en conjunto, ascienden al 40 por ciento de la demanda nacional de granos como maíz, frijol, arroz, trigo, pasta de soya y de alimentos pecuarios como carne de res, cerdo y leche.

El sistema productivo nacional del campo se ha estancado por razones de sobra conocidas: insuficiencia de crédito; política errática de precios y comercialización, bajos índices de inversión sobre todo del sector social –no hay recursos propios de los productores ni apoyo oficial para la modernización del parque de maquinaria e implementos—y, muy importante, que el avance de la ciencia y la tecnología fue prácticamente cancelado.

Hace 25 o 30 años, México contaba con alrededor de mil investigadores en todas las ramas de la producción, con la encomienda de ‘liberar’, cada año, nuevas variedades de semillas de granos básicos y de productos industriales, como café y cacao. Exportaba semilla certificada de trigo a Europa y Asia.

Hoy, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, INIFAP, no tiene más de 600 y la mitad de ellos en edad y tiempo de servicios para pensionarse o jubilarse, sin conocerse ahora mismo cuál es la cuantía del último recorte. Lo que sí se sabe, es que el nuevo presupuesto redujo los recursos fiscales para estos efectos, en 96 por ciento, de manera que dejar sólo el 4 por ciento, es nada.

Respecto del concepto “déficit agroalimentario”, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, recomienda que, cuando un país alcanza un déficit en alimentos del 25 por ciento de su demanda, debe emprender acciones para evitar que se amplíe, so pena de enfrentar riesgos de seguridad y soberanía alimentaria.

Es de reconocer que en varios países del mundo se dan casos en que se llega a niveles de importación de alimentos hasta del 75 por ciento. Sí, son excepcionales como Japón, que tiene un respaldo muy grande en su industria y en la generación de tecnologías que exporta al resto del mundo, con suficiente potencial económico para importar los alimentos que requiere su población.

En México el sector agropecuario privado considera que es positivo que el gobierno federal apoye en buena medida al sector social del campo. Incluso reconocen los agroexportadores que los mexicanos tenemos una gran deuda con los campesinos y en general con el sector social del país, “por los índices de pobreza”, pero no están conformes que se reduzcan los recursos fiscales porque “los descobija”.

En concreto, el proyecto de presupuesto para 2020, reduce e incluso desaparece recursos muy importantes para diversos programas. Un ejemplo lo tenemos con el desmantelamiento del crédito. La Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario, contó este año con 238 millones de pesos y la dejan en cero; a FIRA (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura y Productividad) de 243 millones, queda en 2020 en cero.

“El Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural (FOCIR) de 210 millones, queda en 2020 también en cero. El efecto de estos números, en resumen, se refleja en encarecimiento del crédito, de las garantías y la cartera de crédito decrecerá en su calidad y se espera más cartera vencida”. Esta es la opinión y protesta de los agricultores exportadores.

Las bajas presupuestales abarcan también a temas como los de comercialización, los de Sanidad e Inocuidad, el programa para los estados; la concurrencia a las entidades federativas, disminuye a cero; en productividad pesquera también se reduce el apoyo en 70 por ciento; el fomento a la agricultura, como investigación, innovación y desarrollo, lo reducen en 96 por ciento.

El Consejo Nacional Agropecuario señaló recientemente su preocupación por la orden de desmantelar las consejerías agropecuarias en el mundo. “El día 31 de octubre es la fecha para quitar las representaciones comerciales en China, Japón, Bélgica, Uruguay, Canadá y Francia”, señaló su presidente, Bosco de la Vega.

Esta situación se da en momentos en que los agroexportadores mexicanos romperán nuevamente el récord en la balanza comercial. En 2018 se tuvo un registro por valor de 36 mil millones de dólares en exportaciones; en el presente se espera cerrar con 38 mil millones de dólares. Esto indica que el superávit en nuestra relación con EU y Canadá, será de 6 mil millones de dólares.

Desde el punto de vista económico, la cantidad monetaria que ingresa al país por efecto de las exportaciones, se ubica por arriba del valor de las divisas que genera el turismo, de las remesas y de la exportación del petróleo.

Una idea de la importancia que merecen las consejerías en el extranjero, es de señalar que países socios de la Alianza del Pacífico, como Chile, tiene 54 representaciones; Perú, 33; Colombia, 26. “México se quedará con dos, nada más”, afirmó De la Vega, y sostuvo que “nos pondrá en una seria desventaja”.

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