H. E. CAVAZOS ARÓZQUETA
Leí que Miguel Ángel Mancera y Marcelo Ebrard se toparon en un restaurante en Tepic, Nayarit. Cuentan que a pesar de haber estado a escasos metros de distancia, ni el uno ni el otro decidió extender la mano para saludarse.
Luego leo en redes sociales a simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador llamar traidor al actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Y no hubo tal traición de Mancera Espinosa a AMLO. Claro que no. Si algo hubo es dignidad. El doctor no permitió se siguiera con ese remedo de maximato selvático que pretendían imponerle Andrés Manuel y Ebrard, sus predecesores, con quienes rompió para gobernar en pleno ejercicio de sus funciones como Ejecutivo de la capital. La ruptura generó ingobernabilidad, provocada por Obrador y Marcelo. Así que si vamos a hablar de traiciones, hablemos de cómo ellos, con su mezquindad y tropelías traicionaron a la CDMX y a sus habitantes.
¿De quién creen que era la mano que mecía la cuna de la CNTE? ¿Quién o quiénes financiaban a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación? Porque claro está que ésta de algún lugar tuvo que obtener recursos para la instalación de sus plantones, que eran campamentos masivos conformados por tiendas de campaña de marca.
¿Quién estaba detrás de las movilizaciones convocadas por el SME? Porque sin duda alguien impulsaba la necedad del Sindicato Mexicano de Electricistas.
¿Cuáles fueron las delegaciones más problemáticas a lo largo del sexenio? Las gobernadas por gente de AMLO y Marcelo, hoy en día pintadas de MORENA, y cuadros políticos de Bejarano o su gente.
Así que si nos ponemos a pensar, ¿a quién culpar por la ingobernabilidad de la Ciudad de México? ¿Quiénes desquiciaron a esta gran urbe una y otra vez, y hasta el cansancio y hartazgo de los capitalinos?
Ellos son los traidores.
Texto original publicado en sdpnoticias
